El chocolate negro, en su forma más pura y con un alto contenido de cacao, es mucho más que un simple placer culinario. Investigaciones recientes llevadas a cabo por expertos de las universidades de Granada (UGR) y de Málaga han revelado sus sorprendentes beneficios para la salud cerebral, la memoria y la regulación emocional.
¿Qué propiedades tiene el chocolate negro para la salud?
El chocolate negro es una fuente rica en compuestos bioactivos, entre los que destacan los flavonoides, polifenoles y metilxantinas. Estos compuestos poseen potentes propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que contribuyen a mejorar la salud cardiovascular y cerebral.
Además, su perfil nutricional es impresionante: contiene minerales esenciales como magnesio, hierro, cobre y manganeso, que desempeñan funciones clave en el organismo, incluyendo la salud ósea y muscular. Otro beneficio importante del chocolate negro es su contenido en fibra, que favorece la digestión y prolonga la sensación de saciedad, lo que puede ser de ayuda en el control del peso corporal.
¿Consumir chocolate negro reduce el colesterol?
El consumo regular de chocolate negro con alto contenido en cacao se ha relacionado con mejoras en los niveles de colesterol.
Investigaciones han demostrado que los flavonoides presentes en el cacao pueden reducir el colesterol LDL (conocido como «colesterol malo») y aumentar el colesterol HDL («colesterol bueno»). Esto se debe a su capacidad para mejorar la función endotelial y reducir la oxidación del colesterol, lo que disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los flavonoides son compuestos antioxidantes que se encuentran en el cacao en altas concentraciones, especialmente en el chocolate negro y el cacao puro. Estos compuestos ayudan a mejorar la elasticidad de los vasos sanguíneos, favoreciendo una mejor circulación y reduciendo la inflamación, factores clave en la prevención de enfermedades del corazón.
Además, al disminuir la oxidación del colesterol LDL, se evita su acumulación en las arterias, lo que reduce la formación de placas ateroscleróticas y el riesgo de aterosclerosis.

¿Qué relación tiene el chocolate negro con la serotonina?
Uno de los efectos más interesantes del chocolate negro es su influencia en el estado de ánimo. El cacao estimula la producción de serotonina, un neurotransmisor clave en la regulación del bienestar y la felicidad.
La serotonina juega un papel fundamental en la reducción del estrés, la ansiedad y los síntomas depresivos, lo que explica por qué el consumo de chocolate negro suele asociarse con una sensación de confort y satisfacción.
Además, el cacao contiene teobromina, un alcaloide con efectos estimulantes suaves que pueden mejorar la concentración y proporcionar una sensación de energía sin los efectos secundarios negativos de la cafeína. También contiene anandamida, un compuesto lipídico conocido como la “molécula de la felicidad”, que interactúa con los receptores cannabinoides del cerebro y puede inducir una sensación de euforia y relajación.

Otro factor relevante es el contenido de feniletilamina en el cacao, una sustancia que el cuerpo produce de forma natural en momentos de enamoramiento o excitación emocional. Esta molécula actúa como un estimulante del sistema nervioso central, favoreciendo sentimientos de motivación y placer.
Impacto del chocolate negro en la función cognitiva
El estudio de la Universidad de Granada (UGR) destaca que el consumo de cacao con alto contenido fenólico tiene un impacto positivo en la función cerebral, estimulando la neurogénesis en el hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje.
La neurogénesis es el proceso mediante el cual se generan nuevas neuronas, fundamental para la plasticidad cerebral y el mantenimiento de las capacidades cognitivas a lo largo del tiempo.
Además, se ha observado que el cacao rico en polifenoles aumenta la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína esencial para la supervivencia, el crecimiento y la diferenciación de las neuronas.
El BDNF no solo favorece la plasticidad sináptica, mejorando la comunicación entre las neuronas, sino que también protege contra el estrés oxidativo y la inflamación, factores implicados en el envejecimiento cerebral y en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.